(. . .)
Dicen…,
que las punzadas enuncian emociones
y sensaciones grandes.
Cuan inmenso puede ser un espíritu
que vuelve con la cabeza en el suelo
y no porque se humille,
sino por escuchar el llamado
más exacto que la existencia puede dar.
No siempre te encuentras con la verdad,
mucho menos con los sentires profundos.
No siempre tienes el altavoz
para decir lo que quieres,
en ocasiones se muerde el bozal
que hace rabiar hasta sangrar.
Dar pasos hacia adelante cuando
estás en tu centro es muy fácil.
Caminar en “zig~zag” es difícil
cuando el interior se tambalea en el abismo.
Resbalar y gritar puede ser la opción preferida
un acto cobarde.
Bordear el vacío es bastante duro,
pero cuando tienes que volver por tu propias huellas
ahi te crujen las verdades, las sensaciones…,
y todo lo conexo que te puso justo en ese latido.
Invade el sentir de honrar el equívoco instante
que te llevo al frío de tu alma.
No siempre podemos volver,
no siempre las puntadas entran por los mismos agujeros.
No siempre la herida se inter~conecta,
eligiéndose con lo más inmenso que nos habita
como seres humanos.
Existe un pálpito escondiendo en la verdad de quienes
se vieron muy adentro.
(. . .) desde allí…,
pueden caer nevadas de piedras,
lágrimas de fuego,
bocanadas de suspiros contenidos.
Incertidumbre sobre cielos húmedos
e intensa niebla.
Árboles secándose aunque todo es humedad…,
un pequeño “click” captado.
Orugas tejiendo tela de arañas.
Aves que suenan como avionetas,
olas contra las rocas entonan notas de pájaros.
Circulación de un multi~uni~ verso…,
rendido a la verdad del ser.